M+12: Moto

Status:
Alquilar una moto: Check!
Ponerme un casco: Check!
Alquilar por primera vez un vehículo: CHECK!
Sensaciones: Viento en la cara….
Efectos colaterales M52: escribir es cada vez más fácil.
Celebramos el primer trimestre de nuevas aventuras!

Otra semana de vértigo en el estudio y en casa me ha mantenido lejos del blog… y aunque parezca absurdo (quizás no lo es) estaba loca por sacarme un rato para sentarme a escribir. De alguna manera muy íntima y personal, escribir parece que me hace bien. Me obliga a organizar mis ideas, a prestar atención a las pequeñas aventuras que emprendo, a disfrutar el momento y captar sus detalles, porque luego quiero compartirlos.

Así que empezaré mi historia levantándome muy temprano el sábado pasado. MUY TEMPRANO. A las 8 estaba en pie, lista y desayunada… y lista para esperar que la empresa de alquiler abriera. Cosa que no supe que sería a las 11, hasta que me acerqué con papá a la empresa. Así que volvimos a casa, paseamos a los perros, fui al banco, en fin rellené el tiempo lo más posible para que pasara rápido. Tenía muchas ganas de subirme a la moto.

Tic, tac, tic, tac… pasó el tiempo y nos acercamos nuevamente al bajo para recoger una flamante scooter roja que sería el primer vehículo que he alquilado jamás, además claro está que la primera moto que conduzco.

Al llegar al local nos atendió quien supongo que es el dueño de la empresa, y fue super amable. Me pidió todos mis datos, estrené mi carnet de conducir para alquilar el scooter (absurdamente orgullosa de mi carnet), tarjeta de crédito para no tener que dejar un depósito, y nos dio a cambio dos cascos, y las llaves… et voilá! estábamos listos para ir a conducir.

Mi primera intención con este M, era acudir a la autoescuela y tomar una clase. Pero mi antigua autoescuela no presta el servicio, la segunda autoescuela después de confirmarme dia y hora canceló mi clase porque entró un curso de varios días de motos de 250, y la última no quería darme solo una clase… tenían que ser tres o mas o nada… y al final fue nada.001_m+12

Así que… como una de las metas de M52 es tratar de cumplir el objetivo de cada semana, evitando posponer las cosas… papá y yo trazamos el plan alternativo de alquilar una scooter, buscar una calle tranquila (absolutamente solitaria y perfecta para una peli de terror si hubiera sido de noche), y me llevó a dar unas vueltas.

Al principio pensé que podría ser como aquellos días en los que intentó enseñarme a conducir en Venezuela… cuando me llevaba a dar vueltas por El Cafetal, intentando mantener la calma (tanto él como yo)… era terrible… jajajaja. Ahora me da risa, pero recuerdo la tensión de tener 18 años, querer conducir bien  lo menos mal posible, y estar los dos hipertensos.

Pero no. Fue super fácil. Me explicó los básicos. Encender, apagar, acelerar, frenar, equilibrio… y en un santiamén estaba conduciendo mi portentosa scooter de 50 cc a 10 km/h… creo que llegué a 15!

Pero bueno, el caso es que me subí y conseguí maniobrarla, no sin cierta dificultad en las vueltas en U. Pero al final le pillé el tranquillo. Me hubiese hecho falta un circuito mas amplio, pero eso quedará para cuando me apunte a unas cuantas clases. Creo que podría convertir la moto en un medio de transporte habitual… Desde aquí puedo escuchar como hiperventila mi pobre madre al leerme. Siempre me dice que teme mis ocurrencias.

Pero en serio creo que una scooter sería genial para mi actual ritmo de vida y para el que se avecina en los próximos meses! Se cuecen unos cambios muy planificados, trabajados y deseados en mi existencia. Pero como dirían al final de Conan el Bárbaro: «Esa es otra historia».

Lo mejor de la experiencia fue disfrutar del día. En mi callejón, dando vueltas en mi improvisado circuito, pude sentir el viento e intuí la libertad que debe sentirse cuando conduces de verdad una moto. Aunque también pensé en que mientras te da el viento en la cara, y disfrutas del paseo, careces completamente del exo-esqueleto metálico de un carro… estas allí, blandito y expuesto. Y pensé un poco en lo mala que debe ser una caída (ahora escucho a mi hermana repetirme por enésima vez que «tiene que enseñarme una foto» en tono amenazante)… Confieso que me dio algo de miedo.004_m+12

Pero… ya que estábamos y ya que esto va de experimentar, después de aburrirme a dar vueltas, le pedí a papá que diéramos una vuelta en tráfico (evidentemente conducía él), me pareció una buena idea para formarme mi propia impresión de lo que se siente circular con los coches y a una velocidad normal. Y descubrí que no era tan aterrador como mi cerebro se empeñó en creer.

hhhmmmm… Quizás mi cerebro me ha hecho esto antes. Apunto la incidencia en mi cuaderno de bitácora de este viaje.

Más fotos aqui!

Y esta semana: Rescatar una receta familiar.