M+13: Roscón
Status:
Pedirle la receta a mamá: Check!
Meterme en harina: Check!
Querer hacerlo sola: CHECK!
Lección inesperada: Confía en tu intuición.
En Reyes pondré dentro una figurita… (modo kitsch on!)
Esta semana quería rescatar algo de la tradición familiar, quería conservar una parte intangible e inmaterial que conforma parte de nuestra identidad. Quería conservar una receta.
Los que me conocen bien saben que me gusta la cocina, los que me conocen muy bien, saben que me encanta cocinar y que durante un par de años participé mucho en los fogones de casa. De hecho me puedo jactar de hacer cenas con MUCHOS comensales y conseguir que todo llegase caliente a la mesa… con lo cual, normalmente me siento cómoda entre los fuegos, los cuchillos y las tablas de cortar aunque a día de hoy he perdido mucha maña… aunque sospecho que antes de lo que yo misma espero volveré a pillarle el truco.
Uno de mis sueños es tener una cocina Vulcan industrial en casa, unos muy queridos amigos de mis padres tienen una, y desde que la vi quiero una igual… seis fogones de gas, horno gigantesco… se me escapa un suspiro y todo. Así que lo apuntaré en mi agenda para no olvidarme de ello.
En todo caso, la semana pasada mi objetivo fundamental era aprender a hacer el roscón de reyes con la receta de mi abuelo Serafín. Un gallego bonachón, inquieto y curioso, que entre sus múltiples profesiones tuvo a bien ser panadero durante una época de su vida y de allí vienen los roscones de casa.
Los primeros que recuerdo los comí en Vigo en el año 98, cuando mis padres le hicieron relevo y empezaron a hornearlos en casa. Recuerdo el olor a horno y anís, el crujido del azúcar que decoraba la superficie, la textura suave y esponjosa. Son un grato recuerdo de esa época.
Sin embargo y desde entonces, creo que no los volvimos a hacer, no los recuerdo en Caracas (no al menos los últimos años)… y la receta había caído casi en el olvido. Pero cuando empecé con M52, y empecé a llenar mi cuaderno de viaje con inquietudes, tareas pendientes y nuevas experiencias… me asaltó la necesidad de rescatar esta receta. Es como establecer un vínculo con parte de mis raíces. Es una manera de sentir una conexión con las personas que nos han criado, con las personas que nos han convertido en quienes somos, al calor de un horno el nexo es suave y casi natural.
La receta no guarda mayor complicación, y disfruté mucho haciéndola bajo las locuaces instrucciones de mamá, que de tanto en tanto llegó a decirme «mmm… no sé. Eso no lo hago así nunca!»… y mi respuesta fue «claro… me estas enseñando a hacer roscón de una forma en la que nunca antes lo has hecho!» jajajaja… nos reímos mucho y pasamos la tarde haciendo algo juntas.
Amasamos, arropamos la masa, le pusimos algo de calor cerca para que levara, preparé lo que acabo de bautizar como «glaseado crisp» de azúcar anisado, y vigilé atentamente el horno… vi como cada barra de roscón crecía y se doraba, mientras la casa entera olía a navidad… Navidad es una de mis dos fechas favoritas del año, con lo cual tener un bis de las fiestas no estuvo nada mal.
Aquí comparto la receta con tod@s, con un poco de práctica seguro les sale bien :), eso sí, les paso algunas notas que extraigo de la experiencia y que es interesante que tengan en mente.
Notas:
1.- Los ingredientes como los huevos, anís, leche y manteca, deben estar todos a temperatura ambiente. Sacar los huevos de la nevera e incorporarlos fríos a la mezcla puede pasmar la masa.
2.- Si usan anis en lugar de esencia de anís, es conveniente que en vez de un vasito de anis pongan dos, quedarán más perfumados.
3.- Para hacer el «glaseado crisp» se llena una taza mediana con azúcar y agregar dos cucharaditas de anís… SI, no se lo cuestionen… para una taza de azúcar sólo hacen falta dos cucharaditas de anís… y luego hay que revolverlo y aplastarlo contra el interior de la taza enérgicamente. Se quedará como nieve de primavera… y luego bastará como echarla por encima del roscón barnizado antes de hornearlo.
4.- Es importante amasar en la cocina, donde el horno ya debe estar precalentándose, el calor estable ayuda a levar la masa.
5.- Sean pacientes con la levadura… necesita su tiempo!
Receta (que la tengo apuntada en mi cuaderno de puño y letra de mi mami!):
Para cuatro roscones.
Ingredientes:
1kg de Harina (mejor comprarla en el horno o la panadería)
6 huevos
200 gr de manteca (o mantequilla a la que se le haya quitado el suero)
200 gr de azúcar
1 pizca de sal
1 frasco de esencia de anís o dos vasitos de anis.
200 ml de leche + 1 cucharada sopera de azúcar (para fermentar la levadura)
Preparación:
Levadura:
Se desmenuza un cuadrito de más o menos 25 o 30 gramos en los 200 ml de leche tibia en la que se ha disuelto la cucharada de azúcar. Se remueve y se deja fermentar hasta que la levadura haya levantado. Es conveniente hacerlo en un ambiente templado.
Glaseado:
Para hacer el «glaseado crisp» se llena una taza de cafe con leche mediana con azúcar y agregar dos cucharaditas de anís… remover enérgicamente.
Amasado:
En un envase grande se ponen 3/4 partes del kilo de harina en forma de volcán, al que se le abrirá un hueco en el centro con las manos.
En este espacio se añaden los 6 huevos batidos junto al azúcar, la manteca derretida, el anís y la preparación de levadura.
Se mezcla todo utilizando una cuchara de madera robusta hasta que la masa esté uniforme. Verán que es pegajosa, es normal. Según vayan removiendo se añadirá muy poco a poco una parte del 1/4 de harina que reservamos al principio, cuando está ligeramente consistente se saca del envase y pasamos a amasar en la mesa.
No será necesario en algunas ocasiones agregar el 1/4 de harina al completo (esta es la parte intuitiva de la receta), se añadirá hasta que la masa sea flexible y no pegajosa. Si se exceden de harina el roscón quedará duro.
Una vez la masa está lista, se deja reposar al calor de la cocina hasta que al menos doble su tamaño.
Cuando haya doblado su tamaño (sin apretarla ni amasarla demasiado) separaras cuatro partes que convertirás en cuatro barras. Una vez las hayas separado, se dejan levar nuevamente hasta que crezcan poco menos del doble.
Horneado:
Con el horno precalentado, barnizarás con huevo batido la superficie del roscón y añadirás el glaseado de azúcar anisado, en pequeños montoncitos sobre la superficie del roscón.
Se hornean a 200 grados hasta que lucen dorados y firmes.
Et voiala… ya tienes roscón de reyes casero!
Yo estoy muy orgullosa de los míos :), y muy pronto los volveré a hacer!
Más fotos aquí!
Esta semana: Paseo en Bicicleta tándem!