M+21: Helado de Mango
Status:
Receta: Check.
Buscar mangos maduros por toda Valencia: Check.
Pagar por los mangos: Check.
Disfrutar de la vida y compartir: Check!
Hacer más desastre que cuando hicimos Cerveza: Check.
Es cierto que este proyecto no entraña grandes riesgos, ni metas complejas, y mucho menos va de combatir miedos de la infancia… Pero va de algo que me cuesta un poco hacer, que es tomarme las cosas con calma y disfrutar de la tarea que tengo entre manos.
Normalmente vivo atada a una agenda… reuniones, revisiones de proyecto, planificar, ordenar, producir, crear, timetables… pero pararme a disfrutar del momento me cuesta mucho, incluso cuando normalmente hago cosas que me gustan.
El sábado pasado no fue una excepción. Tenía el día super planificado: levantarme pronto, ir a un taller de limpieza facial (si esto es un poco superficial… lo se), ir a la imprenta, ir a entrenar, ir a entregar los materiales de la imprenta, volver a casa, comer, volver a salir, comprar los ingredientes del helado, volver a casa… todo sincronizado y calculado… (casi me siento orgullosa de ello).
Pero una vez en casa… cuando me puse a hacer el helado, me di cuenta que prestar un poco de atención a lo que estaba haciendo, me permitía disfrutar de cosas sencillas como el color del mango (amarillo intenso) las texturas de las cáscaras (rosáceas desde el amarillo hasta el verde), mezclar mis ingredientes (con todo y una nube de leche en polvo en el aire)… y parece fácil… pero detenerte un minuto y disfrutar de lo que haces es casi un hábito perdido a causa de las prisas, con la inmediatez de todo. HEY! pero no me malinterpreten… no me va el rollo de ralentizar las rutinas hasta el extremo de pasar a modo slow… pero quizás correr un poco menos sería interesante. Creo que cometería muchos menos errores si fuese un poco (solo un poco) más despacio… Aquí mi cerebro me está obligando a pensar en el «efecto túnel» que te explican en la autoescuela… ese que reduce tu campo visual según va aumentando la velocidad, en el fondo tienen razón.
Pero allí estaba yo, a la luz del final de la tarde (esos rayos cálidos e intensos) mezclando mi puré de Mango con el resto de los ingredientes… Hacía un poco de calor, estaba tranquila, un poco cansada después de un día de correr para cruzar la ciudad varias veces… y por un minuto estaba allí, probando la mezcla y sonriendo porque sabía que me había quedado bien.
Receta para disfrutar el momento, o lo que es lo mismo:
Receta de Helado de Mango:
1 kilo y medio de mango (tres mangos grandes)
2 Tazas (llenas a 7/8) de leche en polvo.
200 gr de nata líquida.
Colorante líquido vegetal amarillo.
Azúcar al gusto.
Preparación:
Se lavan y pelan las frutas. Se trocea la pulpa para pasarla por la trituradora o licuadora hasta tener un puré uniforme y sin grumos. Verán que es de color amarillo intenso y que huele riquísimo.
Una vez tenemos el puré agregamos la leche en polvo (tengan cuidado con las nubes que se pueden formar… habla la voz de la experiencia), y agregamos la nata líquida.
Mezclamos todo vigorosamente, y si vemos que el amarillo del mango se ha quedado diluido agregamos un poco de colorante vegetal. En mi caso pese al color espectacular que tenían los mangos, la leche en polvo se comió casi todo el color.
Una vez todo mezclado lo volcamos en envases para congelar. Dejamos reposar en el congelador durante una hora, pasado el tiempo removeremos la mezcla (estará un poco más espesa), repetimos la operación una hora más tarde.
Y voialá! al día siguiente tenemos helado de Mango!
El nuestro lo llevé a casa de mis vecinos, porque Armando estaba de cumpleaños y nos invitaron a comer hamburguesas con la carne rellena de queso… SI… el queso estaba fundido dentro de la carne! Así que compartimos con ellos la tarde y para mi absoluto deleite, el helado desapareció por completo! 🙂
Haré otros helados, quizás de avellana… pero sospecho que serán con el proceso artesano de verdad… Citando a Barney Stinson: Challenge accepted!
Más fotos aquí!
Y esta semana: Comer avestruz! (aveeeeessssstuz!)