M+46: Sushi Time
Status:
Tormenta y mal tiempo: Check!
Mensaje de la escuela de submarinismo: Check!
Inmersión suspendida: Re-Check >_<
Plan B: Sushi Time con Ron!
Esta semana el plan original era madrugar, llegar hasta Puerto de Sagunto con la línea 115 (8:10 am). PERO… el viernes a las 23:00 recibí un mensaje de texto que cancelaba la inmersión… :……/ mi corazón llora. Es increíble lo cuesta arriba que se están haciendo estos últimos proyectos… mal tiempo, cancelaciones de último minuto, cambios de planes repentinos… Y con lo que odio salirme del plan, estos proyectos de verdad me están sacando de mi área de confort.
En todo caso, recompuesto el fin de semana y con un plan B de último minuto, ya estábamos listos para emprender los preparativos y atender la lista de la compra exótica (mis favoritas) para sentarnos a hacer nuestros primeros makis.Soya, algas, sésamo tostado, arroz, vinagre de arroz, jengibre macerado, salmón, surimi, aguacate, pepino, queso crema y wasabi. Wasabi es mi palabra favorita en esta lista… me gusta el color verde intenso, el sabor picante y la descongestión nasal que me produce comer wasabi. Esas lágrimas y esa respiración purificada… si, me gusta el wasabi.
Anécdota 1 del día: En busca del supermercado perdido.
Arrastré a Ron, calle arriba y calle abajo por toda china town, buscando el supermercado asiático donde compré los ingredientes del Ramen. Buscaba un cartel azul, redondo, grande… lo recordaba con claridad. JA! ERROR! era un cartel naranja, rectangular, mediano, con un círculo verde en su interior… A veces me sorprendo a mi misma… Después de no encontrar el dichoso cartel azul, y haber pasado ya una hora a la fresca de la calle, finalmente accedí a entrar a la tienda que estaba unos pasos más adelante y TARAN! resultó que era la que buscaba.
Allí llenamos la cesta, tachando renglón a renglón cada ítem de nuestra lista. Y cuando tuvimos todo, pusimos rumbo a casa. Aún teníamos que comprar el pescado, queso crema, aguacate y pepino.
Anécdota 2 del día: Furia suprema de Ron.
Ya en el supermercado normal y corriente, con carteles y precios en español, fui directo a la pescadería y pedí salmón. Allí la chica pasó mil de mi cara… (MIL!), cuando le pedí que por favor le quitara la piel al pescado. Ron me había dicho que era importante, así que insistí un par de veces, pero nada… sencillamente le raspó un poco las escamas (que fue un confeti gratis que nos llevamos a la casa)… Aquí entra la furia suprema. De camino a la caja, noté a Ron particularmente callado. Sospechoso. Así que le pregunté qué le pasaba… y era todo por la piel del salmón. Me dijo que quitarle la piel es difícil, y que lo más probable es que nos condujese a un estropicio. Tenia razón.
Ya de vuelta en casa, con todos los ingredientes y una botella de blanco para acompañar la cena, nos pusimos manos a la obra. Y en efecto quitarle la piel al salmón es un pequeño infierno… le dimos unos tajos importantes al pobre, las escamas siguieron saltando como confeti en carnaval… y el corte nos dejo pescado suficiente para los roles y para un sashimi un poco delgado; ni de casualidad para hacer nigiris. Será la próxima vez. En Noche vieja. (Cris, este año empezamos desde ya, la campaña para hacer cena japonesa en noche vieja!) Imagina lo lindo que será! Tenemos que convencer a papá y mamá.
En fin, dejando al un lado mis ensoñaciones relativas a la próxima noche vieja, debo decir que hacer el sushi en casa ha sido una de las MEJORES decisiones que he tomado en estos días. Ya les contaré en el apartado de noticias del blog qué me pasó para llegar a esta conclusión… chan… chan… chan… (sembremos un poco de intriga aquí).
Estuvimos un par de horas entretenidos, primero hirviendo el arroz, luego extendiéndolo para ponerlo a enfriar, después cortando todos los vegetales, olvidando el surimi en el microondas… sip… se nos olvidó por completo. Shit happens.El rato pasó volando. Cenamos GENIAL, y hasta tuvimos premios a los makis más experimentales. Papá rellenó uno con pollo de hacer empanadas y Cris agregó maní al suyo. Los dos estaban sorprendentemente ricos. Los demás entraban más dentro de la norma occidental de lo que conocemos por Sushi, estaban muy bien de sabor y todos sobresalientes de aspecto. Quedaron MUY MUY MUY bonitos. Creo que voy a querer indagar mucho más en la cocina japonesa, me fascinan los sabores y me conmueve un poco la belleza que hay en los platos, siempre armónicos en sus colores y composiciones. Me apuntaré en mi Do it list un par de recetas más, para ensayarlas para la próxima cena. Quizás una sopa, tempuras… no se… investigaré.
Tengo bonitos recuerdos de esta cena, me alegra que todo se haya retorcido y trastocado, y me alegro de haber aceptado la oferta de Ron, y haber peleado con la pescadera. Empiezo a encontrarle el punto a la improvisación.
Les dejo más fotos aquí!
Próxima semana: Bálsamo labial casero… llega la época de los labios rotos del frío y habrá que estar listos!