M+8: Construir un Cabecero

Status:
Comprar madera: check.
Aprender a usar la cortadora: check.
Improvisar soluciones: WIP.
Palabra favorita: Sargento.
Nota mental: Mi próxima casa necesita espacio para tener un taller.

Primero que nada me disculpo públicamente por estar tarde con mi post… me gusta escribir los domingos, pero el finde y la semana están resultando una locura. Vamos hasta arriba de trabajo en el estudio, y en casa no paramos tampoco. Espero que acepten mis sinceras disculpas!

Construir un cabecero para mi cama era una tarea que tenía pendiente hace siglos… he tenido mil ideas y mil divagaciones sobre el tipo de mueble que quería, pero he ido postergando su diseño y su realización por mi excusa favorita: «No tengo tiempo».

Sin embargo (y para mi sorpresa) construirlo no me llevó tanto tiempo como esperaba. Contabilizando las horas me tomó: 2 horas ir a comprar las maderas, 2 horas cortarlas y crear la configuración de las tablas, 7 horas lijar todo, 24 horas de secado del pegamento (aquí no me quedó más remedio que esperar), dos horas pintarlas con escamas de nogal, 24 horas de secado de las escamas y una hora ponerle fijaciones… et voialá! listo para colgar. Total: 56 hras (incluyendo los periodos de secado).

En mi idea original usaba madera reciclada para fabricarlo, pero no fui capaz de recolectar palets ni maderas usadas… estoy sin coche, y salvo que entrase en modo «ardilla recolectora» difícilmente iba a poder traerlas a casa. Así pues, decidí comprar unas sencillas tablas de pino. Un árbol que me encanta porque siempre está verde… no importa cuan duro sea el invierno ellos permanecen siempre verdes, inmutables a los cambios y las tempestades… Son «Evergreens», y me llenan de esperanza porque se mantienen en pie y vivos. Me gustaría un día ser un poco como ellos.

El caso es que mi cabecero, combina pino con una tabla rescatada (que no sé de qué tipo de madera se trata)… y me fascina esta tabla porque en sus vetas yo veo la cara de un lobo (que es uno de mis animales favoritos, y que recientemente he adoptado dentro de mi mitología personal como animal totémico). Me gusta pensar que está ahí.

Cuando tuve claras las medidas, cortamos los listones en distintas piezas. Quería que el cabecero tuviera aspecto de «mosaico» combinando las longitudes de las tablas aleatoriamente. Así que llegando de la calle tablas en mano, mamá tuvo la inmensa cortesía de dejarme convertir el salón de casa, en mi taller de carpintería. (Que según me dice mi amigo Manuel en FB, que tu madre te permita esto es un evento casi tan raro como ver al Yeti).m+8_006

Después de haberlas cortado, pasaron a lija y pegamento al día siguiente. Cosa que empecé a hacer sobre las 6 de la tarde… tuve que empezar bastante más tarde de lo esperado porque tenía trabajo del estudio que atender. En todo caso también quiero agradecer a mis vecinos que no echaran mi puerta abajo tras tres horas de lijadora eléctrica!!! Amo la lijadora eléctrica… me ayudó a dejar súper suaves los cantos de las tablas… Reconozco además que me enamora bastante el olor de la madera lijada, tiene un fondo de olor a chimenea… como a madera tostada.m+8_009Una vez estuvo todo lijado, papá (que me ayudó en todo el proceso), se le ocurrió como pegar todas las tablas. Se ingenió un alucinante sistema de torniquetes… sí, torniquetes. Con los cuales apretamos entre sí las tablas y las dejamos reposar toda la noche. Me encantó el sistema porque pude usar algunos de los nudos que había aprendido en semanas anteriores, y se me abrieron los ojos hacia la «creatividad resolutiva»… en efecto la necesidad es la madre de la invención.

La última fase del proyecto fue pintar las tablas, para oscurecerlas y casarlas un poco con mi lobo. Para ello compré «escamas de nogal», creo que nunca había comprado algo tan romántico en mi vida! … piénsalo «Escamas de Nogal»… suena alucinante! Esta sustancia es una especie de pigmento soluble al agua, con lo cual moderar la oscuridad del mismo es bastante fácil.

Para pintar mis tablas, sencillamente avancé en capas. Fui agregando bajo mi criterio e intuición, capas de pigmento. Unas mas diluidas, otras más densas, hasta configurar una especie de «danza» de claros y oscuros, que le confieren a las tablas un aspecto bastante natural y agradable… Aquí también tuve que ser paciente (cosa que se me da fatal), y esperar a que la madera absorbiera y secara, para agregar la siguiente capa. Pero el resultado me encanta! Ahora las tablas no sólo son finas al tacto, sino que me agradan a la vista.m+8_013

El toque final se lo dimos el martes en la noche (una vez completamente seca la pintura y el pegamento) agregando unas fijaciones planas de metal, para que contrarrestaran el efecto de la gravedad, y le dieran consistencia al tablón. Una vez echo esto, era oficial: Mi cabecero estaba listo! y se acercaba mucho (muchísimo) a lo que había imaginado.

Así que sin más, lo colgué en la pared, le puse unas luces (si… fue mi momento pinterest) y lo contemplé. Me encanta y además me llena de satisfacción haberlo diseñado y construido. Con M52, descubro día a día que soy capaz de hacer muchas más cosas de las que había imaginado. Me siento feliz.m+8_015

PS: La Chika tan guapa que cuelga de mi pared, es un original de Ron Ilustrador. También tengo un original de Leonor Sanahuja, pero eso se los cuento otro día.

Más fotos aquí!

Próxima semana: M+9 – Ir al Casino/Bingo.