M+11 Circo & Ramen
Status:
Double Tap.
Contexto: Cumpleaños de Ron.
Tipo de experiencia: Cultural & Gastronómica.
Objetivo: Ampliar los horizontes de mi imaginación.
ATENCIÓN: POST SPOILER para los que vayan a ver Kooza!
Esta semana cumplí muy pronto con mis misiones de M52. Era a penas miércoles y estaba en Madrid entrando a las 20:00 a la carpa del Circo del Sol, aunque el plan se fraguaba originalmente en enero de este año… Hablaba con Ron sobre este proyecto, y ambos coincidíamos en que nunca habíamos visto el circo y que sería genial verlo pronto. También le contaba que nunca antes había probado el Ramen, así que estaba todo en marcha.
Kooza llegaba a Madrid en Marzo y el día 13 era el cumple de Ron, así que arreglé las fechas para hacerlo coincidir todo (intenté que fuera un plan sorpresa pero fui descubierta… aaarg… odio ser descubierta!), era un buen plan de cumpleaños y un buen momento para descubrir las maravillas del circo.
Ahora bien… quién me conoce un poco sabe que adoro la magia, lo imposible, lo que va más allá de lo que puedo imaginar… Quien me conoce mucho sabe que nunca cuestiono lo que hace posible la magia, ni cómo puede algo ser o no ser… sólo me dejo llevar, me permito creer en aquello que no puedo explicarme… al fin y al cabo qué sería de la vida sin un toque de magia.
La idea inicial era ir a cenar antes de ir al circo, pero no contábamos con que era un poco tarde para comer y un poco temprano para cenar, así que hubo que abandonar la idea del ramen antes del circo (eso sí… después de dos sólidos intentos por resolverlo) y lo reemplazamos con un bocado rápido de pizza! Adoro la pizza, así no nos iríamos con los estómagos vacíos.
Después del tentempié, salimos disparados al metro porque el maravilloso google maps me mintió descaradamente diciéndome que estábamos a 40 minutos de distancia en metro de la Puerta del Ángel… Nota mental: no le crean todo al google maps… estábamos en realidad a 1o minutos de distancia… así que en lugar de llegar tarde, llegamos perfectamente temprano. No tuvimos que hacer colas y después de una vuelta rápida de reconocimiento nos dejamos guiar por los acomodadores. Desde este momento hasta el último minuto del último acto, todo estaba milimétricamente calculado abrumar al espectador, para mantenerlo expectante, esperando instante a instante una nueva sorpresa.
El circo fue una una ola constante e imparable de emociones. Cada segundo me robó el aliento. Es uno de esos espectáculos que te hacen sentir que has acertado, que cada minuto que se ha invertido en él ha valido la pena. Había en el recinto cientos de sonrisas que confirmaban esta sensación.
El espectáculo empezó con música en vivo, presentando al personaje principal de la historia (aunque no el conductor de la misma). Todo empezó con un personaje ingenuo y naive, en un escenario en negro rodeado de sombras, volando una cometa.
A partir de este momento de intimidad se desató una increíble locura de eventos, primero equilibristas sobre inmensas esferas de madera, y (de mis favoritas) lo que he decidido llamar mujeres escorpión… tres contorsionistas guapísimas que demostraron a todos que los límites de nuestros cuerpos son mucho más amplios de lo que se puede creer, siempre y cuando se cultiven. Sé que es un poco tarde para el común de los mortales plantearnos ser contorsionistas, pero no dejan de asombrarme… me hacen pensar que si empujamos un poco más allá de lo que creemos que es el final o el límite, cada vez podremos ir más lejos… Y no… no voy a apuntar en mi lista M52 convertirme en contorsionista.
Luego llegó una guapísima (si… todas las chicas del espectáculo lo eran, así que es probable que lo repita bastantes veces… pero es que lo eran!) … retomo… llegó una guapísima trapecista. Llevaba un maillot rojo, y un increíble peinado que parecía una cresta y que estaba pintada como si fueran llamas… y es que ella en si misma parecía una llama surcando el cielo de la carpa, instigando con su alegría el aplauso y la admiración del público. Sonreía ampliamente, lo que me hizo verla aún más bella, tan salvaje como el fuego.
Después llegó un asombroso número de monociclo. Una especie de baile donde él la llevaba a ella, levantándola y depositándola suavemente en el suelo como si no le supusiera ningún esfuerzo cruzar el escenario subido al monociclo. Me cautivó la absoluta sincronía y elegancia de los movimientos. Todo parecía fluido y suave.
Llegados a este punto, para romper el ritmo del espectáculo y relajar al público, introdujeron un número cómico de «magia e ilusionismo»… mas bien de unos geniales payasos que hicieron y deshicieron incordiando al público de las primeras filas… Confieso que no soy muy fan de los payasos, pero estos son harina de otro costal… Imposible no reír. Imposible reprimir la carcajada.
A continuación entró en escena otro de mis números favoritos… la cuerda floja… pero este acto no se parecía en nada a la cuerda floja tradicional. Hubo duelos de espada, equilibrios imposibles, momentos de duda donde uno de los artistas se tambaleó peligrosamente… recuerdo que contuve la respiración y apreté los dientes… No pude parar de pensar cuantas veces se habrán caído hasta clavar el número…
Y cuando creí que ya no podía más… llegó un merecidísimo receso de 30 minutos. Que nos valieron para comentar lo que habíamos visto, re-reirnos de los payasos, y respirar… recuperar el aliento después de tantas emociones. Y donde cayó una birra de cumpleaños!
Pasado el descanso llegaron «sólo» cuatro números más… pero increíbles, intensos… BRUTALES: Kooza una especie de carnaval de Nueva Orleans, equilibrismos en una inmensa columna de sillas, la rueda de la muerte (y conste que no me estoy inventando el nombre!!!) y finalmente las básculas… a falta de la clausura de mano de todos los personajes del espectáculo.
De todos ellos mi favorito fue la rueda de la muerte donde dos artistas, que a mí me parecieron dragones, surcaban el aire sin ningún cable de seguridad… demostraron un asombroso conocimiento no solo de las leyes físicas sino de su aplicación… es un juego de fuerzas donde al final el que gana es el artista… deben verlo alguna vez!
Después del circo corrimos para intentar cerrar el double tap, teníamos un objetivo y teníamos que conseguirlo… la siguiente misión era comer ramen… y … trtrtrtrtrtrtrtrtr (redoble de tambores) LO CONSEGUIMOS! hubo que correr y desafiar las puertas del metro de Madrid, pero llegamos a tiempo para pedir Beef Chili Ramen picante y muy picante.
Todos los que me conocen saben que desde que Leonor entró en mi vida, como picante en cantidades industriales… ella me descubrió esta afición… Pero confieso que me he vuelto un poco más sensata, y antes de pedir lo más picante de la casa procuro conocer lo que eso significa en cada local… Hay sitios donde lo MAS picante es muy muy light, y otros sitios donde es «lava ardiente deslizándose por tu garganta»… éste sitio es de los segundos. Así que agradecí pedirme el picante a secas.
Yo que no soy muy de sopas… diré que el Ramen no es sopa… es Ramen (frase que le robo a Ron). Absolutamente deliciosa, exótica, genial… Queda apuntada en mi lista de platos a los que me aficionaré… y además me gustaría aprender a hacerla… ÑAM… apuntado en mi lista M52!
Fue un día gran día :).
Más fotos aquí.
Próxima semana: primera clase de scooter!