M+28: Jurado de una entrega
Status:
Cambiar de planes: Check.
Dejarme asombrar y emocionarme: Check!
Descubrir el talento y la pasión de mis alumnos: Check!
Sentir orgullo de formar parte de su viaje: Check!
Esta semana tenía otros planes. Pensaba comprar un par de prendas estándar y plane, algo como unas camisetas o una falta, desmontarlas y crear una especie de «franken-prenda» custom y a medida. Es una tarea pendiente que tengo, y aunque soy realmente MALA cosiendo, pues quería ver qué podía conseguir con algo de esfuerzo y espíritu perfeccionista.
Sin embargo, a veces el camino nos ofrece sorpresas escondidas en sus recodos, giros inesperados que antaño me hubiesen resultado un problema, ¿cómo iba yo a cambiar de planes sobre la marcha?… y sin embargo ahora, estos giros me parecen un regalo, una oportunidad…
Era miércoles día 10 de julio. Era muy temprano en la mañana, para mí las 5:30 cuando me desperté. Me duché, revisé mi bolso para asegurarme que tenía mi libreta y mis rotuladores para escribir, e hice un repaso mental del día. Llegaría al estudio, revisaría los correos y a las 8:00 me pondría de camino a Esat, para formar parte del jurado que valoraría la entrega de los alumnos de 3ro de Arte para vídeo juegos.
Esta es la primera vez que formo parte de un curso de larga duración por llamarlo de algún modo. Mi experiencia como docente hasta ahora había estado ligada a grupos de diseñadores e ilustradores, interesados principalmente en herramientas prácticas para desarrollar sus proyectos, y estos cursos tenían una duración máxima de 4 a 6 meses. Sin embargo este grupo, representa la primera oportunidad que tengo de disfrutar de la evolución de los alumnos a lo largo de casi un año.
Recuerdo la primera clase, había 13 desconocidos que -si la memoria no me juega una mala pasada- me miraron con cierto escepticismo, aunque puede que fuese mi imaginación. Me pareció un grupo despierto, me gustaron a primera vista. Es lo que tienen las primeras impresiones…
Empezamos a trabajar. Recuerdo que cuanto más les exigía y más retos les planteaba, mejor iban reaccionando. Recuerdo haberlos apretado, haberlos tratado como adultos y como profesionales, donde las diferencias de criterio personales quedan a un lado y lo que importa es el objetivo final, lo que importa es aunar fuerzas y alcanzar la meta. Y vaya si la alcanzaron!
Compartimos casi un año de clases y proyecto. Y los vi crecer, superar obstáculos, derrumbarse para volver a ponerse en pie, los vi dar pelea, compartí sus momentos de duda y sus luchas personales para ni siquiera pensar en rendirse, los vi madurar y esforzarse. Se han convertido a lo largo de este año en promesas… promesas de buenos profesionales… promesas de talento y dedicación. Espero no perderles la pista, pero si así fuera, también espero reencontrármelos para descubrir lo lejos que han llegado.
Reconozco que siento un inmenso orgullo de haber formado parte de esta etapa de sus carreras, me siento inevitablemente parte de sus historias, y me alegra decir que ellos también forman parte de la mía, porque han sido para mi una gran fuente de inspiración… Yo también he aprendido mucho este año, y en gran medida se lo debo a ellos.
Siempre recuerdo con cariño a todos mis alumnos, siempre son especiales para mi. Pero este grupo en concreto me ha hecho sentir orgullo, satisfacción y felicidad. Para mi son el claro ejemplo de que cuando el profesor se compromete con el alumno, la respuesta suele ser también compromiso. Trabajé muy duro con ellos, y todos y cada uno me demostraron que eran capaces de llegar mucho más lejos de lo que ellos mismos creían. Se dejaron la piel en sus proyectos y cada vez que pienso en las presentaciones del día 10 se me dibuja una sonrisa en la cara, y sólo puedo pensar en lo realmente bien que lo hicieron.
Públicamente quiero dar las gracias a la escuela por haberme permitido formar parte del profesorado y por haberme hecho sentir tan en mi casa, y también quiero agradecer a mi grupo que hayan confiado en mi, que se hayan esforzado tanto y que hayan demostrado la madera de la que están hechos.
Ha sido un viaje lleno de aventura, lleno de metas y objetivos alcanzados; la última recomendación que me atrevo a hacerles es que ahora que saben de lo que son capaces, nunca se rindan, trabajen duro todos los días, y cuando crean que capaces de resolver algo cambien el enfoque, cambien el punto de vista, más que un «es imposible» o «no puedo» piensen que sencillamente es cuestión de empujar un poco los límites, de tratar de llegar más lejos. Yo sé que pueden hacerlo.
Sobra decir que las presentaciones fueron un rotundo éxito, fueron una demostración pública del trabajo bien realizado, y ser parte de aquel jurado será un recuerdo indeleble en mi memoria. Más que un jurado evaluador, me sentí como un observador privilegiado de todo lo que en aquella sala ocurría.
Gracias Yeri, Manu, Nico, María, Jose, Jose, Rafa, Dani, JD, Fernando, Andrea y Oscar, y a todos los programadores que formaron parte de los proyectos: Ismael, Joan, Leandro, Ivan, Rafa, Aleix, Francisco, Víctor e Ismael. Sólo puedo decir gracias por el viaje, gracias por la experiencia. Gracias por haber demostrado que el esfuerzo vale la pena. Nos vemos en el camino.
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Esta semana: Empezar mi primer libro de relatos infantiles.